Aéroport de Bordeaux-Mérignac. Aeropuerto de Burdeos

El aeropuerto de Burdeos en el sudoeste de Francia debería hacer de nudo de comunicaciones de una parte importante del país. Tiene potencial, y vino. Pero no. El aeropuerto, de tamaño aparentemente adecuado, parece que no acaba de despegar.

Y eso que Burdeos, aunque muy pequeñita (apenas llega al cuarto de millón de habitantes), tiene un millón de habitantes en toda la conurbación Bordeaux-Libourne-Arcachon. Se hace raro encontrarse, pues, un aeropuerto así:

Sí. Vacio en un fin de semana y con menos de 4 millones de pasajeros al año. Con escasas rutas (31) en las pantallas. Los supuestos 14 vuelos a París no se veían ni notaban por ningún lado en un domingo cualquiera. Cuando llegas de noche, parece un aeropuerto fantasma.Tal cual película de terror parece que un virus haya consumido a todas las personas

Al salir del avión sigues un largo pasillo, seguido de más pasillos y de más giros y vueltas hasta llegar a la recogida de maletas. No hay manera de indicarlo con claridad en un blog. Sigue las indicaciones y acepta el paseo. Pasas del Hall A al Hall B, como se ve en el mapa. Y para volver, las salidas de vuelos se encuentran en el primer piso... y todo es espacio.

Eso sí, atención impecable. Servicio adecuado de coches y, claro, nada de colas. Un pequeño defecto, eso sí. No funciona ninguna escalera mecánica ni por casualidad. No sólo faltan en algún sitio, sino que de las 6 por las que era necesario pasar, 5 no funcionaban. Tenían esta pinta

y tenías que seguir caminos alternativos como estos

Y un último detalle. Lo bueno de volar desde Barcelona es que pillas uno de esos aviones Embraer pequeñicos, pequeñicos:

Notar la raṕidez con la que llegan a la velocidad de no retorno sigue siendo fascinante. Eso, y el vino, claro.