Hay mucho tiempo que pasar cuando esperas tranquilo, y sin habilidades suficientes, a que pase el tiempo.
No nos engañemos, cuando han pasado 94 años ya poco puedes hacer. De hecho no tienes los conocimientos necesarios ni, para que vamos a engañarnos, las agallas necesarias, para enguarrarse y despedir los 94 años como se merece. Especialmente si además el moquillo y un cansancio acumulado se dejan notar.
De hecho parece que más que cuidar y pasar el rato, llegues y te cuiden. No, el colchón no es grande ni de última moda..pero puedes dormir a todas a horas con comida hecha...Cada vez que comes un poco más del potaje, que no sabía que incluso en tierras paternales fuese también de garbanzo, te das cuenta que cuidar lo que se dice cuidar, poco sabes. Pero eso no duele. De hecho no duele nada. Simplemente es más triste ver que estar, lo que se dice estar, tampoco está claro que sepas mucho.
Supongo que hay dos redundancias en nuestra vida. La primera la afirmó Marx, el listo, preguntando a un invitado, del que tenia que averiguar su profesión, si era un político corrupto. La segunda es que, en este mundo, hay ancianos de 94 años deseando llegar al otro.
sábado, 2 de marzo de 2013
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5 comentarios:
Ànims!
Hi ha coses en aquesta vida que haurien d'estar prohibides...
:-(
Ànims!
Ànimos!
Siempre he creído en el poder reparador de los abrazos. Te mando uno muy grande, un abrazo de oso para ti.
M'identifico molt amb això que dius. La meva àvia farà 95 anys aquest abril. Fins fa un parell d'anys ha estat molt bé, però ara té molts dolors, molts problemes, què t'he de dir. Cada vegada que la veig diu "cuanto antes".
Ànims i abraçades
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